sábado, 14 de octubre de 2017

El fanatismo

Según la Wikipedia:

 El fanatismo es el apasionamiento del fanático. Es una actitud o actividad que se manifiesta con pasión exagerada, desmedida, irracional y tenaz en defensa de una idea, teoría, cultura, estilo de vida, etc. El fanático es una persona que defiende con tenacidad desmedida sus creencias y opiniones, también es aquel que se entusiasma o preocupa ciegamente por algo.(...)

Psicológicamente, la persona fanática manifiesta una apasionada e incondicional adhesión a una causa, un entusiasmo desmedido y/o monomanía persistente hacia determinados temas, de modo obstinado, algunas veces hasta indiscriminado y violento.(...)

Relativo a las ideologías etc,., el fanatismo se refiere a las creencias de una persona o grupo. En casos extremos en los cuales el fanatismo supera la racionalidad, la ceguera que produce este apasionamiento puede llevar a que la persona fanática se comporte, en ocasiones, de manera irracional y/o extremos peligrosos, como matar a seres humanos o encarcelarlos, con el fin aparente o manifiesto de mantener esa creencia, considerada por el fanático o fanáticos como la única verdad.



Desde siempre se ha convivido con actitudes fanáticas y con el fanatismo en los más diversos ámbitos de la práctica del ser humano. Existe el fanatismo religioso, el fanatismo político, el fanatismo deportivo, etc.

Yo últimamente me estoy encontrando, creo que más que nunca, con fanatismo político. Este fanatismo que hace que cuando expresas libremente y de manera honesta tu opinión sobre un asunto, enseguida caiga sobre ti toda la fuerza del que se considera justiciero del pueblo elegido y para el que, por supuesto, tu opinión es merecedora de los peores calificativos, prácticamente antes de ser escuchada, por el simple hecho de que no es la suya. Este fanatismo conlleva evidentemente que cualquier argumento sea ignorado para su valoración y crítica, y se sustituya ese proceso por el insulto, la descalificación, el ataque, la tergiversación o la calumnia (o una combinación de varias o todas las opciones).

Incluso cuando en esos momentos se plantea por mi parte una meta-argumentación, el plantear que (saliendo de la cuestión concreta a tratar) no se debe discutir de esta manera, sino entendiendo las posiciones contrarias, valorándolas y criticándolas o rebatiendolas con argumentos, lo único que sigo recibiendo es más ataques, descalificaciones, insultos... De esta manera, es SIEMPRE imposible llevar una discusión de verdad, que permita a una de las dos posiciones cambiar de posición, o, aunque no se cambie, entender con mayor profundidad la posición contraria.
En síntesis, el fanatismo presenta uno o más de los siguientes rasgos:
  • Dogmatismo falaz: creencia en una serie de convicciones que no se cuestionan ni razonan y cuya justificación lo es por su propia naturaleza;
  • Intransigencia: no acepta los análisis críticos de sus ideas o comportamientos;
  • Maniqueísmo: las diferencias son consideradas de manera radical; no se admiten los matices.
  • Reduccionismo doctrinal o simplicidad de análisis interpretativo: la diversidad categorial suele encerrarse en pocas categorías contrapuestas: "buenos" y "malos"; "arios" y "no arios"; "fulanos" y "menganos" "del mundo" e "hijos de Dios";
  • Discriminación o intolerancia a la diferencia: rechazo de lo que escapa a unos determinados modelos y etiquetas;
  • Autoritarismo: afán de imponer la propia cultura, estilo o creencias y de forzar a que los demás se adscriban a lo mismo.
  • Obsesión: El fanático en ocasiones abandona temporalmente una relación o debate, cuando las cosas se le escapan de las manos, aduciendo que la contraparte no está preparada para dialogar, o que no es respetuosa, o que es soberbia, etc.
Viendo los rasgos, uno se da cuenta de que casi todos ellos se juntan en los "diálogos"  con estas personas fanáticas. Las dos dudas que me vienen a la mente son:

- ¿Habrá alguna forma de hacer ver al fanático que se está comportando de manera fanática y que no debería hacerlo? Yo de momento todos los casos que me he encontrado (y son bastantes estos días) no he conseguido "desfanatizar" al fanático. No dudo que sea posible hacerlo, pero creo que es extremadamente difícil.

- ¿Tendrá que ver la manera en que nos educa por lo general la sociedad (la familia, la escuela, la televisión, los partidos políticos...) para el "debate" el que de facto, esa educación lo que general es un ejército de fanáticos (aunque de diferentes niveles de fanatismo), que no son capaces de mantener un debate en base a argumentación, estudio de los argumentos del contrario, refutación de los mismos, basarse en la realidad y no en deseos o gustos propios...?

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