“¡Que no, que no, que no nos
representan!...” es un grito claro (no el único, por supuesto) que
se ha oído estas horas entre las multitudes concentradas en
Barcelona (muchísimas más de las que indica el Ministerio del
Interior, lógicamente). Esa consigna, presente ya en la cabeza de
mucha gente, siendo cierta, no deja de estar coja. Le falta un final,
una conclusión coherente y una respuesta. Si no nos representan,
debemos preguntarnos “Entonces, ¿a quién representan?” y
“de acuerdo con ello, ¿quien nos debe representar?”
Se tratará de responder a estas
cuestiones que por lo visto suscitan Un Caos Enorme a los que por
otro lado tienen claro que no están de acuerdo con el sistema en el
que viven.
La primera parte la gente la tiene bien
clara. Los políticos que nos “gobiernan” no representan los
intereses de la inmensa mayoría. Si este es el caso, ¿los
intereses de quien están defendiendo, y por lo tanto, a quien
representan? Bien, la teoría de que los políticos como Zapatero son
inútiles y no sabían que deben hacer, es una teoría que sólo
sirve para “eximirlos” de responsabilidad (sólo se les puede
acusar de ser idiotas) y de ocultar que siguen órdenes de gente que
está por encima de ellos (que desgraciadamente para los intereses de
la mayoría, no es el pueblo). Sólo hace falta ver a quien
favorecen todas las reformas llevadas a cabo por el gobierno de
Zapatero antes, y de Rajoy ahora (incluyendo por supuesto a Mas
en Catalunya y a otros en el resto de España). Como dice una canción
escuchada esta tarde, “Todas las reformas y recortes salariales,
han sido pa la banca y las multinacionales...” Todas las
reformas, recortes, decretos, etc que se han venido aplicando desde
2008 han sido para favorecer los intereses de los bancos y grandes
empresas españolas, y sobretodo para los intereses de la banca
alemana y estadounidense y las multinacionales extranjeras. Sólo
hace falta tirar de este hilo para sacar la conclusión lógica de
que estos políticos representan los intereses de esta oligarquía,
la española y la extranjera, la cual, no desde 2008, si no muchísimo
tiempo antes, está en control de la clase política española.
Cuando la oligarquía nacional rige el destino del pueblo, ya no se
debería llamar democracia. Cuando la oligarquía extranjera es la
que lo hace, se llama intervención. No debería asustar a la gente
que ahora digan que España va a ser intervenida. Este proceso si se
lleva a cabo, es sólo una cuestión formal. Lo que debería asustar
a la gente es que el país está como está por todos los años de
intervención previa, por lo tanto, esto no va a ir a mejor.
Y aquí llega el segundo punto del
asunto. ¿Quien debe representar al 90 o 95% afectado por todos estos
recortes? ¿Existe alguien que les represente? ¿Necesitan incluso a
alguien que les represente? La respuesta a las dos últimas preguntas es Sí y
Sí. Contestaremos primero a la segunda:
El asunto tiene que ver con la visión
que tiene un movimiento como el 15-M sobre el concepto de ser
apolíticos (o más correctamente, apartidistas). Es una visión compartida por gran parte de la población. Han luchado tanto
contra el sistema político (y con razón, por cierto) que se han
olvidado de algunas cosas:
1º Ellos ESTÁN HACIENDO POLÍTICA, como lo hace cualquier manifestación, agrupación en lucha, plataformas por varias causas, y prácticamente cualquiera que se moviliza por diferentes objetivos.
2º El sistema asambleario que tienen y la concepción posterior de hacer asambleas de barrio, es muy bueno en muchos aspectos, pero abre el tema de que cada uno luche a su manera, cada uno hacia un objetivo y cada cual con su método, y lo que consigue es dividir fuerzas, perder el objetivo principal de vista y mover sin control y a trompicones este movimiento. Y ciertamente, por lo visto hoy y veces anteriores, fuerza hay, y de sobras.
Esas fuerzas necesitan 2 cosas. Lo principal, organización. La diferencia entre los que mandan y el resto, es que los que mandan, siendo pocos, están muy muy bien organizados. Los que obedecen, siendo muchísima más gente, están poco o nada organizados. A consecuencia de una buena organización, inevitablemente se genera un portavoz que les represente, sea una persona, un partido, una asamblea central, etc.
1º Ellos ESTÁN HACIENDO POLÍTICA, como lo hace cualquier manifestación, agrupación en lucha, plataformas por varias causas, y prácticamente cualquiera que se moviliza por diferentes objetivos.
2º El sistema asambleario que tienen y la concepción posterior de hacer asambleas de barrio, es muy bueno en muchos aspectos, pero abre el tema de que cada uno luche a su manera, cada uno hacia un objetivo y cada cual con su método, y lo que consigue es dividir fuerzas, perder el objetivo principal de vista y mover sin control y a trompicones este movimiento. Y ciertamente, por lo visto hoy y veces anteriores, fuerza hay, y de sobras.
Esas fuerzas necesitan 2 cosas. Lo principal, organización. La diferencia entre los que mandan y el resto, es que los que mandan, siendo pocos, están muy muy bien organizados. Los que obedecen, siendo muchísima más gente, están poco o nada organizados. A consecuencia de una buena organización, inevitablemente se genera un portavoz que les represente, sea una persona, un partido, una asamblea central, etc.
¿Existe ese alguien que pueda
representar a los intereses de la mayoría? Pues como se ha dicho, la
conclusión lógica es que no hay nadie mejor para representar esos
intereses que el propio pueblo, en la forma de una fuerza política
que defienda los intereses de esta mayoría. Pero claro, una fuerza
política formada por la propia mayoría de la población que sufre
estos recortes, participando activamente en la política y la linea a
desarrollar de esta fuerza organizada. Si no es de esta manera, se
vuelve a caer en el problema original. Una fuerza política que no
defiende los intereses de la mayoría porque esa mayoría no está
involucrada en el desarrollo ideológico de ese partido.
¿Por que debe ser un partido político
y no otro tipo de entidad u organismo? Pues porque para que alguien
tome el poder, es necesario quitárselo a quien previamente lo
ostenta. En este Caos Enorme, que conozcamos sólo hay 2 formas de
quitar el poder, y una de ellas no es aconsejable ni aconsejada. La
otra, es la vía política. Jugar con las reglas establecidas (por
mucho que sean injustas), hasta tener el poder suficiente para
cambiarlas. Cualquiera de los dos caminos será largo y difícil,
pero si se quiere cambiar algo, es indispensable conseguir el poder
político. Y aquí se ve que el pueblo tiene todo el poder del mundo,
lo que pasa es que no se organiza para usarlo juntos, a la vez, y
apuntando al mismo sitio. Eso es lo único que separa al pueblo del
triunfo, la organización.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Pierde tu mensaje con el resto en este Caos Enorme